Amaxofobia o miedo a conducir

A todos los que conducimos probablemente nos ha pasado en alguna ocasión: vamos en nuestro vehículo por un autovía con un tráfico denso; de pronto un coche cercano se salta las normas y adelanta por donde no debe o se cuela de improviso robándonos la distancia de seguridad en el carril.

Esta situación, repetida, resulta agobiante y produce ansiedad y un poco de temor a la hora de adelantar o ejecutar cualquier otra maniobra.

Imaginemos ahora ese leve temor llevado a un grado extremo: el pánico nos atenaza pues presentimos que algo grave nos va a suceder, si seguimos conduciendo. Nuestra mente se bloquea y nuestro cuerpo no responde. Esto es un ataque agudo de amaxofobia.

La amaxofobia en España

La amaxofobia es, pues, el miedo a conducir. Etimológicamente hablando, la palabra viene del griego amaxa (carro) y fobia (temor). Es un trastorno de ansiedad que se da antes y durante el acto de la conducción y suele tener diversos grados de intensidad y diferentes causas en cada persona.

Se trata de una patología que, estadísticamente, afecta sobre todo a los mayores de 40 años y del sexo femenino.

En España no hay una cifra exacta sobre el número de individuos que la padecen, aunque se estima que el 20% de los titulares de un permiso de conducir declaran pasar miedo mientras van al volante. No obstante, la amaxofobia no debe confundirse con la inseguridad propia de quien está aprendiendo a conducir.

Causas de la amaxofobia

Son diversas las razones que pueden desembocar en un ataque de pánico ante la necesidad de ponerse al volante. La más conocida es el estrés postraumático debido a un accidente de tráfico.

Muchas personas rehúsan volver a conducir, porque tienen frescas en la memoria las circunstancias especialmente dramáticas del siniestro.

Sin embargo, existen otras razones de igual peso que pueden determinar la aparición de la amaxofobia. Muchas veces el miedo a conducir proviene de un estado de ansiedad generalizada, debido a otros aspectos en la vida de la persona que terminan afectando a la conducción; se trata de hombres y mujeres con experiencia que, en una situación de estrés, terminan sufriendo un ataque de pánico mientras conducen.

Otra causa puede ser que desde joven se ha sentido rechazo a conducir, y esta situación no resuelta con el tiempo ha desembocado en un miedo paralizante a la hora de coger un coche.

Sea como fuere, lo cierto es que, a menudo, quien sufre amaxofobia no suele encontrar mucho apoyo en su entorno, el cual, se muestra poco comprensivo ante síntomas tan alarmantes como la paralización de las habilidades psicomotoras en medio de la vía, los sudores y temblores, o los pensamientos catastrofistas sobre el acto de conducir.

Esta incomprensión va minando la autoestima de la persona y complica su estado emocional.

Cómo superar la amaxofobia

Perder el miedo a conducir requiere una terapia psicológica cognitiva-conductual. El paciente se debe someter a un proceso terapéutico en varias etapas, que necesitará de un tiempo mayor o menor, según los casos y la evolución de cada persona.

Lo primero es identificar el malestar, que el paciente sea consciente de lo que le sucede y lo acepte. Sin embargo, al tratarse de una fobia, no tiene una causa racional, por lo que su mero conocimiento no garantiza la cura.

Lo siguiente es ir aprendiendo técnicas de relajación, a fin de superar esos miedos catastrofistas previos que sienten todos los aquejados y que los lleva a pensar que algo grave les ocurrirá al conducir.

En esta fase del tratamiento el paciente adquiere hábitos nuevos que le sirven para dominar los malos presentimientos y reconducirlos; también aprende a combatir los síntomas físicos paralizantes y la ansiedad, mediante el empleo de técnicas de respiración.

Pero antes o después, habrá que volver a conducir progresivamente, lo que implica enfrentarse al miedo en sí o al estímulo fóbico que representa ponerse al volante. En esta fase, el paciente irá al principio acompañado en el coche, aunque también puede utilizar un simulador; la idea es ir aplicando en la práctica las técnicas mentales y relajantes que ha ido aprendiendo durante la terapia.

El objetivo final es que el paciente pueda conducir por sí mismo y sin miedo.

Lo importante es que, quien padece esta patología que puede llegar a afectar por completo a su vida cotidiana, acepte y se enfrente a su malestar, con el afán de superarlo.

Las autoescuelas y la amaxofobia

La Fundación CNAE organiza periódicamente cursos para que los profesores de Formación Vial que lo deseen aprendan a detectar la amaxofobia y a prevenirla o contrarrestarla.

Muchas personas que no sufren una aversión profunda al automóvil, buscan en la autoescuela una ayuda que les permita disipar sus temores relacionados con el complejo mundo de la circulación rodante y les otorgue la confianza que precisan para ponerse de nuevo al volante de un vehículo.

E incluso después de la terapia contra la amaxofobia (que requieren los casos más severos), también es aconsejable refrescar en un centro de Formación Vial los principios y técnicas de una conducción segura.

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