El sistema CAPA: vuelta al cupo

El profesor de enseñanza Secundaria y de Formación Vial, Ramón Natal, considera que el sistema CAPA (Capacidad de las Pruebas de Aptitud), que la DGT quiere implantar para asignar las pruebas de circulación de los permisos de conducir a los centros de Formación Vial, es antipedagógico y sólo persigue «trasladar el problema de la falta de funcionarios examinadores a las autoescuelas».

El texto (que el lector puede consultar íntegramente o descargarse aquí) finaliza con las siguientes consideraciones:

«No es aceptable por parte de las autoescuelas ni de los ciudadanos la imposición de un cupo, o un factor de corrección (da igual como se le llame) en función de los resultados del teórico o de destreza. Todos los alumnos deben tener las mismas oportunidades de presentarse, si esa es su voluntad, a un examen y no puede ni debe la Administración poner trabas a esa elección.

»¿Con qué criterio elegirá una autoescuela a los alumnos para presentarlos al examen práctico, igualmente preparados, si va a existir un número limitado de plazas? Si se va a penalizar a la autoescuela por sus resultados en el teórico, ¿debería también hacerse un seguimiento de los resultados de cada examinador y “castigar” de algún modo a aquellos con un bajo índice de aptos?

Ni tiene sentido penalizar a las autoescuelas y a sus alumnos ni tampoco al examinador. Tal parece que el sistema CAPA no hace sino trasladar el problema de la falta de funcionarios examinadores a las autoescuelas: puesto que no hay suficiente número de ellos para atender a la demanda existente, que sean las autoescuelas las que seleccionen a unos pocos alumnos y sean ellas el blanco de todas las críticas por no permitir examinarse a sus propios alumnos cuando quieran.

»Creo que la formación vial es muy importante, tanto, que una mala o escasa adquisición de los aprendizajes puede costar la propia vida o la de los demás. La inmensa mayoría de los profesores ponemos todo nuestro esfuerzo en enseñar y educar a quien quiere aprender y a quien se deja enseñar, pero poco se puede hacer si no hay una obligación de asistencia a la autoescuela mínimo número de prácticas y, en definitiva, de tomarse en serio la obtención del permiso de conducir.

»No hay además ningún estudio, balance o informe conocido que avale que aquellos aspirantes a obtener el permiso de conducir que han aprobado su teórico en primera convocatoria tengan menos accidentes, respeten más las normas y puedan ser, en definitiva, mejores conductores. Luego, seguramente sean más importantes las actitudes y aptitudes conseguidas como “lluvia fina” en la autoescuela por el alumno que la inmediatez y eficacia de un aprendizaje o aprobado muy rápido.

»Sería muy conveniente y deseable que quien diseña planes educativos, reformas pedagógicas o alumbra sistemas de examen hubiera “bajado al barro” y pisado en alguna ocasión el terreno del aula y de la enseñanza real del “mundo sensible” platónico, conociera su día a día y el contexto vital en que se hallan sus discentes. De este modo, todos aquellos que nos dedicamos a la enseñanza en cualquiera de sus vertientes, viviríamos más tranquilos, mostraríamos mayor entusiasmo con nuestra profesión y tendríamos una menor sensación de impotencia y abulia creyendo que podemos contribuir a mejorar de algún modo nuestra sociedad.

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